El martes pasado fuimos a Nava a visitar el Museo de la Sidra de Asturias.
Escogimos ese día porque 24 horas antes habíamos aterrizado de las vacaciones, procedentes del paraíso de los anticiclones, el cielo azul y el sol cruzando de este a oeste sin entretenerse con una sola nube, y nos recibió la tierrina con un otoño adelantado.
Total que para superar el bajón que supuso abandonar la camiseta de manga corta y los pantalones ídem decidimos convertirnos en turistas y ver qué podían contarnos de esa bebida que los asturianos conocemos prácticamente desde que nacemos y que forma parte de nuestra identidad.
Pensaba que poco podía aprender, sobre todo porque en #casadepadres toda la vida se mayó / hizo sidra para el consumo doméstico, pero tengo que reconocer que estaba equivocada.
Mi consejo si vas al Museo de la Sidra de Asturias es que te unas a una de las visitas guiadas, sobre todo si vas con niñ@s, porque
son muy amenas, interactivas y entretenidas y además tendrás la
oportunidad de tocar la gaita y el tambor y probar tu puntería con el
juego de la rana.
Y si además vas un martes la entrada es gratuita.
El Museo de la Sidra de Asturias fue inaugurado en 1996 por el entonces S.A.R. el Príncipe de Asturias en la Villa de Nava, capital del concejo del mismo nombre. Coincidió con el reconocimiento que recibió la comunidad vecinal de esta localidad, al otorgársele la distinción de Pueblo Ejemplar de Asturias de los Premios Príncipe de Asturias de ese mismo año.
Que se encuentre en Nava no es una casualidad, ya que este concejo tiene una arraigada tradición sidrera, reflejada en sus numerosos lagares, en su famoso Festival de la Sidra y en la pertenencia a la Mancomunidad de la Comarca de la Sidra.
El objetivo de este museo es dar a conocer y promocionar la bebida por excelencia asturiana, abarcando todo el proceso de elaboración, desde el cultivo de la manzana hasta el embotellado de la sidra, pasando por las fases de prensado y fermentado en pipas / toneles.
El esposo probó y escanció con mucho arte (no puedo ser objetiva) y la niña, práctica y fiel a su estilo, se las arregló de la forma más cómoda y lógica cuando lo haces las primeras veces:
La visita está organizada siguiendo el ciclo de la sidra, que abarca de primavera a primavera o desde la polinización de las flores del manzano hasta su consumo final. A lo largo de la misma se van recorriendo los trabajos y los ingenios (algunos de más de 200 años de antigüedad) utilizados para obtener el zumo:
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El más original y sorprendente es uno que resume el proceso como si fuese una cadena de montaje. A l@s niñ@s les dan una manzana, que tienen que introducir en el mismo con una palanca, y a partir de ahí se ve cómo se lava, trocea, prensa, se extrae el zumo, se embotella y finalmente se corcha:
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El recorrido por el museo, además de mostrar los útiles y el proceso de elaboración de la sidra, también te lleva por reproducciones de los escenarios más representativos y típicos donde se ha consumido tradicionalmente, como son los llagares, los chigres / bares y las romerías / verbenas:

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No esta nunca de más el refrescar los conocimientos de cultura autóctona 🙂
Y también enseñarla a las nuevas generaciones ;-D
Un beso,
Sonia
Otra visita que tengo pendiente… iba a hacerla este verano, pero al final imposible… A ver cuando nos animamos…. saludines
Hazla Patry, no os va a decepcionar y ya verás qué tarde más entretenida pasáis.
Un beso,
Sonia